Apoyo que empodera, no abruma

Para amigos, familiares y profesionales que ofrecen ayuda: esta sección ofrece consejos tecnológicos sensibles al trauma, qué decir (y qué no), y cómo evitar empeorar las cosas sin querer. Incluye qué llevar a la policía o los tribunales, y cómo hablar del abuso digital para que lo entiendan.

El apoyo no requiere ser un genio tecnológico ni un justiciero. Ya seas el “experto en computación” o simplemente alguien de confianza, aquí te decimos cómo ofrecer ayuda significativa sin cruzar líneas ni activar alarmas.

Cómo ayudar a alguien a proteger su tecnología sin tomar el control

La ayuda técnica puede convertirse fácilmente en control técnico. Así puedes evitarlo mientras sigues siendo útil.

  1. Haz: pregunta antes de actuar. Empieza con algo simple como:
  • “¿Quieres ayuda con esto ahora o hacemos un plan para después?”
  • Siempre pregunta cuánto quiere saber, hacer o delegar la persona.
  1. Haz: explica paso a paso. Aunque puedas solucionarlo en 2 minutos, explícale qué haces y por qué. El conocimiento es poder—quizá deba hacerlo sola más tarde.

  2. Haz: normaliza sus preocupaciones. Lo que te suene exagerado podría ser exactamente lo que pasa. Di:

  • “Eso es algo que definitivamente podemos verificar.”
  • No: “Eso suena un poco paranoico.”
  1. Haz: documenta lo que hiciste. Anota (en papel o app segura) los cambios—especialmente contraseñas, resets y cambios de dispositivo. La sobreviviente debe tener una copia.

  2. 🚫 No: uses tu propio email o teléfono. Por muy temporal que parezca. Crea dependencia y puede complicar recuperaciones legales o de cuentas.

  3. 🚫 No: inicies sesión con tus cuentas. Usar tu Apple ID, Google o credenciales de app store deja huellas digitales y causa confusión.

  4. 🚫 No: hables por ellas. Evita “yo lo hago”. Parece eficiente, pero quita autonomía. Déjalas liderar, aunque vaya más lento.


Cómo hablar con policías o tribunales sobre abuso digital

Lamentablemente, no todos los funcionarios entienden el abuso tecnológico. Así harás que tus palabras—y su experiencia—cuenten.

  1. Enfócate en conductas e intención, no solo “tecnología”. En vez de:
  • “Hackeó su teléfono.”
  • Di: “Instaló una app que le permite ver sus mensajes y ubicación en tiempo real.”

En vez de:

  • “Su termostato actúa raro.”
  • Di: “La temperatura cambia remotamente, probablemente controlada por una app a la que ella no accede.”
  1. Usa lenguaje jurídico. Enmarca el abuso en términos legales como:
  • Control coercitivo
  • Acoso
  • Vigilancia sin consentimiento
  • Acceso no autorizado a comunicaciones

Estos suelen mapearse mejor a leyes existentes que “mi altavoz inteligente falla”.

  1. Lleva pruebas familiares
  • Capturas con timestamps
  • Registros de acceso
  • Notificaciones de logins o cambios de contraseña
  • Cronología escrita

Aunque no haya forensia digital, una línea de tiempo simple ayuda.

  1. Sé realista: manténlo aburrido, exacto, repetible. No es para impresionar con tecnicismos. Sé simple y consistente. Evita especulaciones.
  • “Esto es lo que sabemos que pasó.”
  • “Esto es lo que encontramos.”
  • “Esto es lo que ella hizo para pararlo.”
  1. 🚫 No asumas que “lo entenderán”. Muchos policías y jueces tienen poca formación en tecnología. Si ven confusión, ofrece ejemplos.

  2. 🚫 Evita jerga técnica. No uses “ataque man-in-the-middle” o “rootkit” sin explicar. Mejor di:

  • “Interceptaba datos por su Wi-Fi compartido.”
  • “Hay software oculto que graba todo.”